El Proyecto tiene por finalidad analizar las consecuencias que se han derivado de las Declaraciones Oficiales promovidas para proceder a la delimitación de los Centros Históricos(Bienes de Interés Cultural), lo que implica concebirlos, en el marco de dicha “Declaración”, como “fragmentos urbanos aislados”, lo que va a determinar requerir de ellos un tratamiento diferenciado y selectivo, aislándolos, sociológica y económicamente, de la ciudad a la que pertenecen. Consecuencias derivadas, sobre todo, de las políticas urbanas que se impulsan al amparo de una Declaración, “delimitación” en suma, semejante. Tras una Declaración de dichas características, en efecto, se somete, al Centro Histórico así delimitado, a intervenciones y proyectos que lo alejan, cada vez más, de la ciudad, en la medida en que dichas intervenciones apenas se interesan por los problemas urbanos que afectan a la totalidad de la entidad urbanística a la que pertenece. En este sentido, la investigación propuesta se marca como objetivos analizar dichas consecuencias, proponiendo, como resultados del trabajo, aquellas pautas de intervención que procuren romper ese alejamiento patológico entre “centro histórico” y “ciudad”. Para ello, nada mejor que investigar en torno al tipo de vivienda que se garantiza, en el caso de que así sea, con las “declaraciones” citadas, y si tal proceso de producción residencial está apostando, o no, por hacer frente a una necesidad social tan sentida colectivamente. Y si a esto añadimos las repercusiones económicas que se derivan de todo ello, podemos decir que estamos planteando una investigación en la que se reúnen aspectos tan variados, pero complementarios, al fin y al cabo, como “patrimonio urbano y territorial”, “centros históricos”, y “recuperación del patrimonio residencial”.
Planteamos de qué manera es posible proceder a la recuperación de los “centros históricos” como lugares, sobre todo, a los que no se les puede negar su condición de asientos espaciales de la vivienda popular, mostrando que no hacerlo de esa manera reportaría unos “desequilibrios económicos” que afectarían al desarrollo de la ciudad en la que dichos “centros históricos” se integran. “Desequilibrios” que tendrían sus consecuencias más directas, sobre todo, en el acceso a la vivienda, en su precio de mercado, ya que concentrar, casi en exclusiva, viviendas de alta renta en los lugares históricos contribuye a marcar los precios de las mismas a nivel de toda la ciudad. Una política de vivienda para el “centro histórico”, que implicase la localización, en ellos, no sólo de la “vivienda de lujo” sino, también, y en paralelo, la de carácter “popular”, supondría un “reequilibrio” de los precios, a nivel de toda la ciudad, a la baja, por cuanto en esos “lugares históricos” dejarían de marcarse los precios más altos, ya que la “mezcla social”, programada a tal efecto, lo evitaría.
Nuestro objetivo es analizar todos estos procesos para estar en condiciones de proponer las alternativas más eficaces que hagan del “centro histórico” ese lugar que deje de ser exclusivo y, con ello, que vaya abandonando su condición de lugar desde el que se impulsa cierto tipo de políticas de viviendas, fomentando unas, las de más renta, y evitando otras, las de carácter más popular. Lo que ha caracterizado a los “centros históricos”, en su condición de “espacios delimitados”, sobre los que se ejercen, a posteriori, políticas encaminadas a “recuperarlos”, “salvaguardarlos”, “conservarlos” o “ponerlos en valor”, es lo que ha podido contribuir a ese alejamiento que profesan con respecto al resto de la ciudad, afianzando desequilibrios que repercuten, sobre todo en el acceso a la vivienda. El “centro histórico” se perfila como un campo específico de operaciones inmobiliarias que se ensayan para recrearlas en el resto de la ciudad, interesándonos específicamente aquellas que tienen como objetivo la creación del “espacio residencial”.