Ordenación del territorio: fundamentos y práctica de una disciplina en construcción
Ciudades 15, 2012
DOSSIER MONOGRÁFICO
Antonio SERRANO RODRÍGUEZ
Ordenación del territorio en una sociedad española inmersa en el cambio global
Carlos JIMÉNEZ ROMERA
¿Qué queda del territorio en la era de los flujos globales?
Luis Miguel VALENZUELA MONTES, Julio Alberto SORIA LARA y Francisco AGUILERA BENAVENTE
El distanciamiento entre plan y territorio: diagnóstico conceptual y renovación instrumental
Juan Carlos GARCÍA CODRON, Ángela de MEER LECHA-MARZO y Leonor de la PUENTE FERNÁNDEZ
Experiencias de análisis territorial y zonificación para la integración del desarrollo, el patrimonio y el paisaje en la ordenación del territorio
Miriam GARCÍA GARCÍA y Manuel BOROBIO SANCHIZ
El paisaje como medio para la planificación territorial
Rui Filipe ARANGO FLORENTINO
La ordenación del territorio en Portugal: El caso del área metropolitana de Lisboa
Marian SIMÓN ROJO, Ana ZAZO MORATALLA y Nerea MORÁN ALONSO
Nuevos enfoques en la planificación urbanística para proteger los espacios agrarios periurbanos
Lorenzo LÓPEZ TRIGAL y José CORTIZO ÁLVAREZ
Instrumental de análisis espacial (sistema, soportes y modelos) aplicado a la ordenación del territorio en España
MISCELÁNEA
Sonia de GREGORIO HURTADO
Herramientas para la regeneración urbana desarrolladas por el gobierno central en España desde la perspectiva de la participación de la comunidad local
SECCIÓN FINAL
de notas, reseñas y referencias sobre urbanismo
Jean-Pierre GARNIER
El derecho a la ciudad desde Henri Lefebvre hasta David Harvey. Entre teorizaciones y realización
Carlos Alberto TORRES TOVAR
Resumen de Tesis:
“Producción y transformación del espacio residencial de la población de bajos ingresos en Bogotá en el marco de las políticas neoliberales”
Miguel SILVA GRAÇA
Resumen de Tesis:
“Shopping (&) Center: sobre el consumo, la ciudad y los centros comerciales en Portugal y Europa”
Proponemos reflexionar en la sección monográfica de Ciudades 15 (2012) acerca de la planificación territorial, en sus diversas vertientes conceptuales y por lo que atañe a sus principios y criterios.
Precisamente cuando la planificación urbanística más ha estado al servicio de la promoción y las plusvalías inmobiliarias, de los paladines del crecimiento indiscriminado y de la excelencia del libre mercado, es decir, cuando el planeamiento se ha convertido en mera obligación instrumental de intereses más privados que públicos, es cuando la necesidad, la carencia, la imposibilidad o la levedad de la planificación territorial se ha sentido de manera más patente.
A lo largo del siglo XX se han desplegado, con diferente éxito, bastantes nociones, ideas y pensamientos en relación con la OT, a veces muy poderosos pero no siempre rigurosos ni siquiera socialmente beneficiosos, y a todas luces dispares: la identidad de los espacios geográficos y la relación medio-sociedad, la planificación de la ciudad en su región, el argumento interescalar de la necesidad de proyectar con la naturaleza, el entendimiento del poblamiento como sistema urbano, la teorización acerca de la localización industrial y de las economías de aglomeración, la conjetura de los polos industriales, el principio de la explotación racional de los recursos y su reciente entendimiento como desarrollo sostenible, el nexo y el compromiso de las políticas sectoriales de grandes redes infraestructurales, las imágenes de cohesión territorial, de equilibrio ciudad-campo y de apoyo a las ciudades pequeñas, la idea del desarrollo policéntrico de las periferias urbanas, el principio del policentrismo funcional frente a la polarización económica de los territorios, la idea del desarrollo local y de los centros proveedores de servicios al territorio, el concepto de gobernanza o custodia de territorios y paisajes, la idea del patrimonio territorial, el principio de la movilidad sostenible, la estrategia de lucha contra el cambio climático, la idea de cooperación transfronteriza, el planteamiento de las ventajas comparativas y la competitividad entre ciudades y entre territorios, las nociones en boga de cohesión social y cohesión territorial, etc.
Entre la época de la “Carta Europea de la Ordenación del Territorio” de 1983, cuando la materia estaba despegando técnica, metodológica y normativamente en el mundo occidental, y el Manifiesto español “Hacia una nueva cultura del territorio”, de 2006, es decir, cuando se estaba en el cénit del desastroso gran crecimiento urbanístico español, han tenido lugar enormes cambios en las ciudades y los territorios, en el mundo desarrollado y en el mundo subdesarrollado, en las economías emergentes y en las zonas más palmariamente postradas.
Han tenido, además, cierta influencia académica algunos hitos técnicos, tales como la Declaración de Río de Janeiro sobre el medio ambiente y el desarrollo (1992), la Estrategia Territorial Europea (1999), el Convenio Europeo del Paisaje (2000), los Principios directores para el desarrollo territorial sostenible del continente europeo (2000) o la Carta de Leipzig sobre Ciudades Europeas Sostenibles (2007), aunque la ambigüedad posibilista, el uso de un lenguaje políticamente correcto y la amplísima diversidad de contextos para su aplicación probablemente limitan mucho su potencial.
Actualmente podemos distinguir cuando menos entre las siguientes perspectivas de la Ordenación del Territorio:
– la “ordenación del territorio” como competencia relativa a la planificación espacial (ordenación del territorio en sentido estricto desde el punto de vista académico y también desde el jurídico-competencial) de escala supramunicipal y basada en específicos instrumentos legales,
– la “administración del territorio” como competencia relativa al régimen local y sus entes territoriales y de gestión (es decir, “gobierno del territorio” incluyendo la tutela autonómica de las administraciones locales y la propia gestión autonómica, muy orientada a la prestación de servicios), es decir, en relación con asuntos como el mapa municipal, el papel de las diputaciones provinciales, la comarcalización, la zonificación para la provisión de servicios específicos, etc.
– la “planificación del desarrollo regional” y la “planificación estratégica”, bien como instrumentación de mejora socioeconómica en un contexto de equidad y equilibrio, bien como aplicación del paradigma del desarrollo sostenible, o bien más frecuentemente como herramienta para la competitividad y el fomento del desarrollo endógeno (o sea, una “planificación del desarrollo” más o menos indicativa y de fomento del modelo de desarrollo local, donde el territorio es el soporte físico del desarrollo), y
– las “políticas sectoriales” como ordenación territorial de facto (mediante planes o más a menudo mediante proyectos que de hecho ordenan los territorios, tanto o más que los modos anteriores: redes de infraestructuras y sistemas de relación, políticas de industrialización, políticas fiscales, tarifarias y arancelarias, política agraria, política minera, etc.). Se trata, por lo tanto, de un mundo realmente muy amplio pero interrelacionado, con numerosas transversalidades.
La revista Ciudades plantea la necesidad de abordar una revisión general de la Ordenación del Territorio existente, no ya tanto una explicación concreta de los instrumentos y sus entresijos, sino desde los puntos de vista de su concepción filosófica, de su base ideológica o sociopolítica, de su perfil técnico y su alcance real (es decir, de su sentido político y sus limitaciones: de sus éxitos y fracasos), de su necesidad efectiva y sentida, de su intrínseca conflictividad potencial con la administración local, de la innovación, los medios tecnológicos y los avances metodológicos, de su interrelación con el urbanismo, el medio ambiente y la prevención de riesgos, de los retos de la protección, gestión y ordenación del paisaje, etc., en definitiva de la posibilidad de la ordenación y de la gobernanza de los territorios.
Valladolid, junio de 2012
ELIANA CÁRDENAS SÁNCHEZ (La Habana 1951 – Madrid 2010) , arquitecta, doctora en Ciencias Técnicas, ensayista, teórica, historiadora y crítica de la Arquitectura y del Urbanismo en más de un centenar de escritos, profesora e investigadora titular de la Facultad de Arquitectura del Instituto Superior Politécnico “José Antonio Echevarría” (CUJAE) en La Habana, colaboradora en diversas universidades de todo el mundo, directora de la revista “Arquitectura y Urbanismo” (Cuba), miembro del Comité cubano de ICOMOS y vice-presidenta de la División cubana de DOCOMOMO, nos dejó de manera repentina el 4 marzo de 2010, cuando se disponía a volver a Cuba después de haber impartido una serie de conferencias en diferentes universidades españolas, entre ellas, “Procesos actuales de conservación del patrimonio urbano”, leída en el IUU el 25 de febrero de 2010.
Rendimos aquí homenaje a la que, según Roberto Segre, fue la principal historiadora de la arquitectura cubana en la segunda mitad del siglo XX, pero también a la intelectual exigente e infatigable, a la compañera disponible y generosa, a la mujer combativa y tenaz, y a la amiga y colaboradora del IUU que fue Eliana Cárdenas.
PEDRO VIEIRA DE ALMEIDA (Lisboa 1933 – Porto 2011) Arquitecto y urbanista; maestro, crítico y teórico de la arquitectura portuguesa contemporánea; investigador y director del Centro de Estudos Arnaldo Araújo, con quien el IUU había colaborado en junio de 2011 en la organización del VII Encontro do CEAA “Apropriaçoes do Movimento Moderno”, Pedro Vieira de Almeida fue un intelectual inconformista y combativo, dotado de enorme fuerza y “capacidad de diseño y capacidad teórica”, “rico en ideas y posibilidades, siempre colocándose en una posición secundaria”, como afirmaba recientemente el profesor Nuno Portas.
Hombre de inteligencia clara, honestidad profunda y mirada franca, autor, entre otros, de “Apontamentos para uma teoria da arquitectura” (2009), “A Arquitectura no Estado Novo” (2002), “A arquitectura moderna” (IV volumen de História da Arte em Portugal, com José Manuel Fernandes) (1986), Pedro Vieira de Almeida nos dejó el 12 de septiembre de 2011. Quedan con nosotros sus recuerdos, sus palabras y sus obras.
María A. Castrillo Romón
Valladolid, junio de 2012
JOSÉ MIGUEL GÓMEZ DE ALVEAR (1942-2011), JUAN LUIS PIÑÓN DE PALLARES (1949-2011) y MARIO GHIO (1919-2012)
RECORDANDO A TRES AMIGOS FALLECIDOS
Cuando he tenido la desgracia de contar con amigos a los que la vida les estaba requiriendo que la abandonasen, ante la perspectiva de una enfermedad que horadaba sus entrañas, les he hecho partícipes de un mismo pensamiento en el que incluía, también, a mi persona: ¡Hemos vivido!. Ni que decir tiene, que esos amigos estaban dando muestras de unas inconmensurables ganas de seguir enfrentándose a todo lo que nos ofrece la vida, sinsabores incluidos, incapaces, como son, como eran, de permanecer parados.
Las palabras que le dirigí, poco antes de morir, a mi amigo Chemi, expresan lo que quiero decir: “….por lo demás, Chemi, reiterarte mi admiración por lo que estás luchando. La tesis es una niñería si la comparamos con la gran aventura de tú vida, mucho más apasionante en tu situación actual, ya que lo que estás haciendo es levantar un monumento a las ganas de vivir. ¡Tu gran obra!. Y no olvides nunca que tú, nosotros, hemos hecho suficientes cosas en la vida como para que nos sobre su ausencia. No todo el mundo puede decir lo mismo. ¡Confieso que he vivido!, decía Neruda. Creo, modestamente, que podemos decir lo mismo, que no han caído en el vacío, y no han sido vanos nuestros pasos por la vida. Los tuyos menos que los de nadie”.
JOSÉ MIGUEL GÓMEZ DE ALVEAR, Chemi para los amigos, nos dejó el mes de octubre del pasado año. No tenía edad para morirse, aunque su vida había sido muy intensa, profesional, familiar y humanamente hablando. Él fue quien nos introdujo en Puebla, el que armó las trazas iniciales del doctorado que estuvimos impartiendo en la Universidad Iberoamericana durante casi ocho años. No hubiera sido posible ese doctorado sin su afán por hacerlo realidad, hasta el punto de ofrecernos su propia casa para hacer más llevadera nuestra estancia en Puebla. Arquitecto enamorado de su profesión, profesor ocasional, emprendedor indomable, fue, ante todo, un amigo incondicional. Persona desprendida, austero en sus costumbres y conversador incansable. Para el Instituto de Urbanística, al que siempre consideró su referente intelectual, supuso que fuese conocido en México, abriendo puertas para que su actividad y su proyección no se limitase a nuestro ambiente más cercano. Gracias, Chemi, por todo lo que has hecho por nosotros, por tu incondicional apego personal, por esas largas conversaciones que me brindaste al borde de tu existencia.
Esta ausencia vino a ahondar, aún más, la que nos dejó, tan sólo dos meses antes, otro gran amigo. JUAN LUÍS PIÑÓN PALLARÉS, enseñante empedernido, tampoco pudo con el mal que le atacó. Estaba luchando pero no pudo con su fuerza. De él quiero resaltar, también, su incondicional amistad, siempre podíamos contar con él. Su rebeldía militante ante todo aquello que no recorriese las sendas de la justicia, de la igualdad entre los seres humanos, de la solidaridad, en suma, me hacía estar muy cerca de él. Su temprana obra “Subdesarrollo y Ciudad” (1981), vinculada a los trabajos de su tesis doctoral (1979), es una muestra de su compromiso con los más débiles. Resulta demasiado habitual que la ausencia de la vida se produzca cuando casi todo va bien. ¡Cuantos ejemplos a los que referirnos atestiguan esta cruda verdad!. A Juan Luís también le tocó “vivir” algo semejante. Alcanzada la madurez que tanto le costó, que tanto nos cuesta, rodeado de una jovencísima familia, cuando todo parecía que sus logros personales le brindarían una existencia feliz, recluido en su mundo cultural, en sus compromiso solidario con el “tercer mundo”, en su condición de padre tardío, le sorprende, nos sorprendió, lo que, posiblemente, no pudo comprender en sus momentos de mayor lucidez. A Juan Luís, también le agradezco su amistad, hasta el punto de hacerme gratamente responsable de esa su paternidad tardía. Y digo esto, porque al darle muestras de mi satisfacción plena por los, también, hijos tardíos que tuve, siempre me decía que ese optimismo y bienestar que yo desplegaba ante la familia que estaba formando le animó a hacer lo mismo. Arquitecto comprometido, pertenecía a ese postrera generación de Catedráticos de Urbanismo que cumplió, que cumple, con el objetivo de procurar nuevos planteamientos metodológicos a implantar tanto en la docencia como en la investigación. Sus numerosísimas publicaciones, fruto de trabajos científicos rigurosamente elaborados, así como su labor profesional, siempre crítica, lo sitúan en un lugar destacado del campo de la Urbanística y la Ordenación del Territorio, sobre todo, en aquella faceta que hace de la Historia Urbana el referente básico pare entender nuestra razón de ser como ciudadanos vinculados a una “urbe”. Su entusiasmo por los estudios urbanos, acometiéndolos desde una perspectiva histórica, lo llevó a reunir, en torno a su persona, a toda una serie de estudiosos que conformaron el potencial humano necesario para hacer realidad la Revista Historia Urbana, allá por los inicios de los años noventa, publicación periódica de la que fue su mentor y Director, aunque su presencia en el mundo científico fue más corta de lo que hubiésemos deseado, ya que tan sólo vieron la luz cuatro de sus números. En torno a dicha revista nos reunimos arquitectos, geógrafos, historiadores, economistas…etc., convencidos, como estábamos, que sólo a través de la interdisciplinariedad podríamos hacer frente al entendimiento de la ciudad y del territorio, entendimiento sólo posible si lo abordábamos desde el proceso de su construcción histórica. Juan Luís tuvo, como digo, un papel muy destacado en esta aventura científica. Su compromiso con la cultura fue el arma con la que nos sedujo para acompañarle en esta inmersión en un camino disciplinar que, por entonces, apenas daba muestras de reconocimiento en nuestro país. No puedo por menos de recordar a Rafael Mas, tristemente desaparecido hace unos años, que en ningún momento dejó de acompañarnos en esta experiencia en su condición de geógrafo interesado en los procesos históricos que abordan el entendimiento de la “producción del espacio”.
Si de nuestros amigos Chemi y Juan Luís podemos decir que ¡habían vivido!, dada la intensidad con la que se enfrentaron a sus tareas y compromisos, ¿qué decir de MARIO GHIO, quien nos dejó a la edad de 93 años?. Mario era de esas personas que valoraban, por encima de todo, las relaciones humanas que son fruto y están conducidas por el ejercicio de la inteligencia. Con él no bastaba conversar si el sentido de lo racional no alumbraba un acto semejante. Persona de una gran cultura, ejercitante empedernido de su inteligencia prodigiosa, supo aunar todas esas virtudes, engrandeciéndolas, aún más, al lado de su compañera de toda la vida, de su esposa, Vittoria Calzolari. Conocí a Mario muy tardíamente, tan solo hace 16 años, en Roma, en casa de Paola Falini, donde nos reunimos a cenar en compañía de Stefano Garano, Umberto di Martino, de Vittoria Calzolari, quien vino acompañada de Mario. Realmente, mis relaciones universitarias, por entonces, 1995, estaban muy vinculadas con Paola Falini, y fue a través de esta como conocí a Vitttoria Calzolari, y de ella a su marido Mario Ghio. La mañana del día que conocí a Mario, en un ambiente prenavideño que daba a Roma un color especial, estuve escuchando atentamente a Vittoria, en su despacho de la Universidad “La Sapienza”, una explicación de su obra más querida: El Proyecto para el Parque de vía Appia Antica. Realmente, la vida de Mario es algo inconcebible sin el referente de Vittoria Calzolari, y no estoy insinuando una dependencia de aquel con respecto a Vittoria, tampoco de esta con Mario, sino de una correlación personal digna de ejemplificarse como un auténtico mecanismo dialéctico. Podríamos decir, incluso, que Mario fue la conciencia crítica de Vittoria, pero lo que realmente resulta imposible es no concebir el uno sin el otro, tal era la relación que mantenían. La formación de Mario, como Ingeniero Civil y Profesor Ordinario de Urbanismo en la Universidad de Florencia, permitió, y afianzó, esos vínculos personales que los unían. Las atenciones exquisitas de las que fuimos objeto toda mi familia, durante la última estancia sabática en Roma, es algo que nunca podremos olvidar. Cada vez que nos veíamos con ellos se producía un nuevo descubrimiento de los secretos de Roma que tan habituales les eran como corresponde a personas implicadas con la cultura. Algunos momentos de los últimos meses de la vida de Mario pude compartirlos con él en su casa de Roma, ya que, por entonces, estábamos implicados, Vittoria y yo, en la edición de un libro sobre la obra de esta Arquitecta Paisajística, libro en el que, también, homenajeábamos a Mario, ya que comparten ambos una de sus aportaciones más importantes. Nos referimos al libro “Verde per la Città”(1961), que escribieron conjuntamente. Pero si Mario Ghio fue un incansable trabajador que trató, en la medida de sus posibilidades, de reconducir los procesos urbanísticos hacia situaciones donde ponderase la razón por encima de intereses especulativos, también fue, como siempre nos decía, un observador de sus fracasos. Cada vez que visitaba los ámbitos territoriales donde había intervenido, y en los que había aportado soluciones próximas a la razón, se encontraba con realidades ante las que sólo se podían sentir sinsabores, producto de intervenciones malsanas, sin apenas relación con lo proyectado, vinculadas, en suma, a los intereses inmobiliarios más oscuros e inconfesables. Sus últimos días expresaban esa decepción, adoptando una comprensible actitud con la que quería mostrar una rebeldía sin resistencia.
Alfonso Álvarez Mora
Valladolid, junio de 2012
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