La consolidación de los espacios libres del barrio de Huerta del Rey
El barrio de Huerta del Rey, de gran calidad ambiental, alberga una gran historia. Muchos investigadores arquitectos como Marina Jiménez Jiménez, se han dedicado a estudiar cómo se originó este barrio y cuáles fueron los planes urbanísticos, proyectos y variaciones que han trascendido hasta nuestros días.
Origen histórico de Huerta del Rey
Para su denominación como ‘Huerta del Rey’, nos tenemos que remontar hasta principios del siglo XVII, cuando todo el barrio de Huerta del Rey era una zona de huerta. Apenas un lustro entre 1601 y 1606, se traslada la Corona de España a Valladolid y es entonces cuando el valido del Rey, el duque de Lerma, compra gran cantidad de terrenos en esta margen del río, y propone al Rey que una amplia zona de esa parte sean terrenos reales para el ocio y el disfrute de la realeza y de la aristocracia.
En este tiempo, se construye el palacio de la Rivera, del que apenas quedan restos, junto al Puente Mayor que es el único puente que existía en esos momentos en Valladolid, y se acondiciona esta zona, una como coto de caza, y otra parte como jardines de disfrute de la Corte vallisoletana. Pero, el periodo de la Corte en Valladolid es breve y, se traslada a Madrid. A lo largo de los siglos XVII y XVIII entra en decadencia, se vuelve a vender y permanece hasta bien entrado el siglo XX como zona de cultura.
A mediados del siglo XIX, se construye el puente colgante y con el auge del desarrollo industrial, se proponen distintas iniciativas para urbanizar Huerta del Rey.
A principios del siglo XX hay un proyecto muy interesante de Ambrosio Gutiérrez Lázaro, en el que se pretendía expandir la ciudad hacia esta zona, en lo que se conoce como un proyecto de Ciudad-Jardín, que en realidad era un proyecto de ensanche de la ciudad. Se trata de una planimetría ortogonal de manzanas regulares que se extendería hasta por 500 hectáreas, un proyecto súper ambicioso que contaría además de con los dos puentes existentes y con otros puentes nuevos que, finalmente, no se construirían.
A finales de los años 1930, en plena guerra civil, el arquitecto y urbanista César Cort propone un plan de ensanche y reforma interior, en el que bascula una buena parte de ese ensanche sobre esta zona de la ciudad. En plena guerra y posguerra, el Ayuntamiento de Valladolid no tiene capacidad para abordar un ensanche de esa envergadura por lo que no será hasta más adelante cuando se comience.
A mediados de los años 50 empezaron a consolidarse una serie de organismos estatales, entre ellos, el Ministerio de la Vivienda en 1957 y la Gerencia de Urbanización en 1959, que van a posibilitar un amplio desarrollo urbano. A finales de los años 1950, conociendo el proceso lento de desarrollo de la zona, el Ministerio de la Vivienda llegará a un acuerdo con el Ayuntamiento de Valladolid para que se promueva en estos terrenos un nuevo polígono residencial de forma totalmente nueva.
Concurso de planeamiento urbanístico
El Ayuntamiento de Valladolid firmó un acuerdo con la Dirección General de Urbanismo, integrada en el Ministerio de la Vivienda, para buscar una nueva ordenación de los terrenos de Huerta del Rey a través de un Plan Parcial. Este sería un proyecto de extensión de la ciudad, incorporando en él un plan específico y vanguardista para la zona más próxima al río.
De este modo, ambos organismos convocaron en diciembre de 1958 un concurso nacional de planeamiento urbanístico en el que se solicitaba una propuesta de ordenación, en grado de plan general, para las 250 hectáreas comprendidas entre el río Pisuerga y las laderas de las Contiendas, así como la ordenación detallada, en grado de anteproyecto de plan parcial, de las 50 hectáreas de Huerta del Rey que habían sido expropiadas por el Ayuntamiento, a lo que se añadió la exigencia de un estudio específico de las dos márgenes del Pisuerga.
Todas las propuestas presentadas al concurso esbozaban un tipo de espacio urbano inédito en Valladolid, ya que los espacios libres públicos comenzarían a cobrar mucho más protagonismo que los espacios edificados. En este concurso se premiaron dos proyectos ex aequo. El primer proyecto formado por Antonio Corrales, Ramón Vázquez Molezún y Manuel María Valdés y el segundo, presentado por Manuel Cortés Pérez.
Son dos propuestas muy heterogéneas, diferentes en cuanto a la concepción de la ordenación. Los primeros desarrollaron un único modelo de manzana que se extendían a todo el ámbito, en el que combinaban vivienda colectiva y unifamiliar y que alternaban con equipamientos públicos, “un proyecto más vanguardista”. Sin embargo, el segundo planteó una mezcla mucho mayor entre una edificación diversa “más clásica”, pero con unos espacios libres que también serían muy variables en tamaño, forma y ubicación.
El jurado valoró, por un lado, la ordenación general de la primera propuesta de Corrales, Molezún y Valdés y, por otro lado, la ordenación detallada de las manzanas de la segunda propuesta de Cortés.
Dado que ambas propuestas destacaban por su ordenación, el jurado del concurso insta a los dos equipos, el formado por Corrales, Molezún y Valdés y, por otra parte, el de Cortés, para llevar a cabo una propuesta conjunta.
–Huerta del Rey, primera fase.
Ambos equipos hacen mucho hincapié en convertir la zona de la ribera en un espacio urbano, cívico, con un montón de equipamientos e incluso con viviendas de lujo. Finalmente, la construcción de Huerta del Rey se realizaría en dos fases.
Paralelamente, mientras se ponía en marcha esa propuesta conjunta, se aprobaría el Plan Parcial en 1963 y la Gerencia de Urbanización comenzará en los años 1960 a hacer ensayos de ordenación de manzanas que no se iniciarán hasta la década de 1970 cuando se empezara a reurbanizar este barrio sirviendo de base el proyecto de Corrales, Molezún, Valdés y Cortés. Esta ordenación se basaría en manzanas cuadrangulares de torres y bloques separadas por franjas de espacio libre.
En las manzanas que se alargaban hasta la ribera, se invertía el orden; la franja de equipamientos hacia el oeste y las torres junto al río. Así, la edificación residencial aún se independizaba bastante del viario para configurar una imagen de ciudad de torres sobre el verde.
En los años 70 ya construidos gran parte de los bloques y torres del barrio, son conscientes de que queda muchísimo espacio libre que necesitaría un proyecto de ajardinamiento.
–Proyecto de ajardinamiento de Huerta del Rey, primera fase.
En 1971 se encarga a un arquitecto de Madrid, Luis Iglesias Martí, el proyecto de ajardinamiento de los espacios libres públicos de esta fase de Huerta del Rey.
El proyecto consolidaba con claridad las generosas bandas verdes a ambos lados de la Av. Salamanca, dotadas de gran variedad de especies autóctonas. La idea principal se representaba de tal manera que la comunicación de los dos lados de la Avenida de Salamanca de forma peatonal fuera por pasos inferiores, túneles. Y que, la vía rodada, fuera lo que se conoce en Norteamérica como una parkway moderna. Además, se pretendía que hubiese cuatro pasos a desnivel a lo largo de la Avenida Salamanca para conectar los dos ámbitos (usuario-automóvil), pero esto nunca se llegó a hacer.
Luis Iglesias Martí justificaba en su propuesta que este tipo de espacio se organizase en torno a una urbanización residencial de bloques y torres porque estaba pensada para tres tipos de usuarios.
La propuesta trabajaba inteligentemente con los estratos herbáceo, arbustivo y arbóreo, agrupados en especies de hoja perenne y hoja caduca en el estrato arbóreo, con chopos entorno a los círculos de zonas estanciales, con la vegetación arbustiva separando las vías de tráfico rodado principales y en los caminos peatonales, las zonas estanciales.
Un aspecto a destacar de este barrio sería cómo se relacionaba este ajardinamiento con las manzanas residenciales de la zona. Según la memoria del Plan Parcial del proyecto residencial, se decía que los espacios libres interiores a las manzanas pertenecerían a los propietarios de las viviendas de los bloques, pero que se mantendrían en continuidad con el espacio libre público.
En muchos núcleos residenciales sí se ha cumplido, en otros, sin embargo, se ha rodeado el bloque con una verja, separando así la zona privada de los espacios libres del barrio.
El proyecto de esta primera fase de Huerta del Rey finalizaba en 1976 pero no se recibiría hasta 1979. La correspondencia con el servicio municipal de parques muestra las complicaciones de su desarrollo, las deficiencias de la plantación e incluso la falta de civismo de los usuarios.
En los años 1980, el parque residencial se completó con algunas torres en los extremos frente al río y se añadieron algunos equipamientos de escala urbana, como la Escuela de Arquitectura.
Belén Lafuente Miranda, Instituto Universitario de Urbanística.
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