Naturaleza y Ciudad son dos términos que representan realidades difícilmente aprehensibles y aparentemente antitéticas. Las ciudades, en tanto que realidades físicas, son, cuando menos, formidables artificios producidos por las sociedades humanas. La ciudad, en genérico, es un fenómeno netamente artificial. Sin embargo, la relación entre la naturaleza y la ciudad o, mejor, entre la concepción de lo natural y de lo artificial urbano está lejos de ser antitética. “Lo natural”, en la cultura moderna, ha sido progresivamente interpretado como objeto de una gestión territorial de matriz claramente urbana.
¿Por qué la naturaleza en «Ciudades»? La relación ciudad – naturaleza se desenvuelve con límites cada vez más difusos: nos enfrentamos a una realidad posiblemente cada vez más confusa en su definición y sin embargo cada vez sabemos más respecto a su funcionamiento. Debemos intentar precisar de qué hablamos en cada caso y cuáles pueden ser los mecanismos para avanzar en la buena dirección: si hablamos de naturaleza como componente destacado del espacio público y colaborador en su transformación en lugar de identidad colectiva, o si hablamos del medio que permite que a duras penas sostengamos en los espacios urbanos y periurbanos la suficiente diversidad para la vida. Todo ello sin obviar que la naturaleza en sí puede ser entendida también como proceso, de forma dinámica; porque lugares y procesos son dos temas ineludibles en la búsqueda incesante de relaciones positivas y constructivas naturalezaciudad, que contribuyan a la mejora de ambas realidades: naturaleza y ciudad como espacios de acción necesarios para la humanidad. En una tarea tan consustancial al hombre como es la de adecuar el medio, transformar espacios y generar paisajes, los criterios y métodos conscientes o inconscientes de contar con lo natural han sido y seguirán siendo diversos, a veces divergentes, errados, a veces capaces de dar un paso al frente.
Hoy, los procesos naturales y sus lugares y paisajes son comúnmente concebidos en tensión entre su preservación (de los procesos de urbanización, naturalmente) y su uso por una población que, cada vez más, es urbana y urbanita. Por su parte, el medio urbano -y más evidentemente a medida que se acelera y agiganta la urbanización del territorio- fagocita procesos naturales y usos rurales, en ocasiones incorporándolos, a veces aniquilándolos. Así se registran hoy, por ejemplo, un aumento de la diversidad de la fauna urbana y, al tiempo, una continua destrucción de ecosistemas, ya sea para producir suelo urbanizado o simplemente como efecto colateral de actividades ligadas a la economía urbana.
El papel de la naturaleza en el espacio urbano es un asunto de interés para el urbanismo desde sus comienzos, aunque construir territorios y ciudades a favor de la naturaleza y sus procesos es un principio a menudo olvidado. Porque no sólo es imprescindible asentar una sensibilidad ecológica y paisajística, sino que se debe aprender de las ciencias naturales y sociales para poder formar con solvencia una planificación urbana y territorial responsable, que asegure la salvaguardia de los valores naturales y rurales proyectando desde la comprensión, no desde la compasión ni desde la arrogancia.
La naturaleza en la ciudad es, en fin, un tema muy amplio que admite disparejas perspectivas y puede mostrar variadísimas facetas, desde la introducción de la vegetación domeñada en los espacios urbanos, pasando por el diseño de parques y la preocupación paisajística, hasta la estructuración del sistema de espacios verdes, la asimilación de la dinámica ecológico-territorial y el manejo de la biodiversidad.
Por todo ello, proponer como tema de reflexión la naturaleza en la ciudad es situarse conscientemente en un terreno muy abierto, que puede ser abordado desde perspectivas filosóficas, históricas, geográficas, urbanísticas, etc., retrospectivas o prospectivas. El dossier monográfico de este número 12 de «Ciudades» se ha planteado tratar, pues, de las relaciones entre naturaleza y territorio, y entre campo y ciudad, de la tradición urbanística del parque urbano, de la estructura verde y los sistemas de parques, de la planificación y diseño de los espacios verdes e incluso de la gestión de la biodiversidad urbana.
Valladolid, junio de 2009.