LA URBANÍSTICA CONTRA-REFORMISTA/THE COUNTER-REFORMIST URBANISM
En la web oficial de la revista hemos añadido el tema, una explicación del mismos y la llamada a artículos del nº 18, que estará abierta hasta el 10 de septiembre de 2014
Coordinator of this monographic: Alfonso Álvarez Mora
Explicación del tema monográfico (ESP) (Fecha entrega 10 sept. 2014)
LA URBANÍSTICA CONTRA-REFORMISTA
Administradores, promotores, financieros, propietarios de suelo, políticos, ideólogos, profesionales y francotiradores, contra la ciudad.
“Lo cierto es que si cada individuo cogiese y llevase a término lo bueno de que fuese capaz y lo aportase al interés común de la patria, las ciudades experimentarían menos desgracias y en lo restante alcanzarían la prosperidad”. Eurípides, “Las Fenicias”, 411 A.C.
Vivimos tiempos en los que aquellos principios que orientaron la llamada “Urbanística Reformista” están cayendo en desuso, dando paso, precisamente, a prácticas político-administrativas contra las que aquella se enfrentó. Se puede decir que asistimos a una auténtica “contrarreforma” que está desterrando presupuestos urbanísticos nacidos al amparo de la racionalidad que se fue gestando, allá por los años 60, en primer lugar, en Italia, para extenderse, más tarde, por el resto de Europa, sobre todo en España. Nos referimos, entre otras, a las aportaciones que, en este sentido, se enmarcaban en el quehacer urbanístico, tanto en su vertiente de proyecto como en el puramente administrativo, que desarrolló Campos Venuti desde sus implicaciones con las administraciones municipales de la Emilia Romagna.
Los principios de la Urbanística Reformista se han expuesto y verificado en múltiples ocasiones, siendo el denominador común de todos ellos el hecho de plantear un desarrollo urbano equilibrado, procurando alternativas reales al “modelo urbano de la renta del suelo”, que supusiesen el establecimiento de una igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos, igualdad que se materializaría en un acceso universal a los servicios urbanos. Para ello, tendrían que realizarse, al menos, dos condiciones: La disponibilidad de suelo público donde localizarlos y materializarlos, ya sea por cesión del mismo como una parte alícuota a retraer de aquellas propiedades privadas que se benefician de las decisiones tomadas por las administraciones municipales en materia de urbanización, o por decisión expropiatoria. Se trata, en suma, de garantizar lo público en la ciudad, estableciendo, para ello, las responsabilidades en las que deben incurrir tanto las administraciones municipales como los agentes urbanos privados.
Recordemos, en este sentido, la polémica que mantuvo Campos Venuti con determinadas formaciones políticas de izquierda en el marco de la redacción del último Plan para la ciudad de Roma. En un alegato enviado al Alcalde de esta ciudad, allá por el año 2003, titulado “Evitar la Contrarreforma Urbanística para el Plan Regulador de Roma”, Campos Venuti arremete contra los que hacen del procedimiento de la expropiación el instrumento, por excelencia, del que debe servirse la gestión del Plan. “Las posiciones que caracterizan a la Urbanística Reformista, nos dice, consideran que la expropiación sistemática, como base instrumental de la concepción del Planeamiento Municipal, es un desecho político y cultural superado. A esta posición contraponemos un nuevo modo de operar, la llamada “perequazione compensativa” (“igualación compensatoria”). Los reformistas argumentamos que, con los precios actuales de los terrenos, optar por la expropiación, significaría aceptar la ruina de los Ayuntamientos para beneficio de la renta urbana especulativa, lo que equivaldría a un suicidio económico y político. Como alternativa a este procedimiento, la colectividad debe exigir de los operadores inmobiliarios, que hacen uso de los derechos de edificabilidad concedidos por los ayuntamientos, la cesión gratuita compensatoria de todas las áreas necesarias para la ciudad”.
La polémica está servida, y con ella uno de los puntos más importantes a desarrollar en esta convocatoria: ¿Es la propiedad del suelo, ostentada por el municipio mediante la práctica de la expropiación, la que garantiza la puesta en marcha de políticas urbanas tendentes a impulsar lo público en la ciudad?. ¿Se puede asegurar dicha garantía por aquellos otros procedimientos que encauzan dicha disponibilidad a través de las cesiones obligatorias provenientes de los agentes urbanizadores, ya sean propietarios o promotores?.
Independientemente de uno u otro procedimiento de gestión, lo que debe quedar claro es la actitud frente a las formas de proceder para que se haga cumplir esa equidad que debe caracterizar a la Urbanística Reformista. En el caso de la ciudad de Roma, dicha equidad no se produciría, argumenta Campos Venuti, si se vincula “disponibilidad de suelo” con “expropiaciones”, ya que ello “…significaría poner el Plan al servicio de la “renta urbana”, haciendo pesar sobre las espaldas de la colectividad una carga económica insoportable. Carga que, además, no sería jamás recuperada, haciendo del Plan, así encauzado, un instrumento irrealizable y mentiroso, apostándose por una opción que, para la ciudad de Roma, y desde hace ya decenios, se muestra en esos barrios residenciales populares donde faltan servicios porque los terrenos que estaban destinados para ellos jamás pudieron ser expropiados. Y si, por reducción al absurdo, el Ayuntamiento de Roma dispusiese de los miles de millones necesarios para las expropiaciones, tan queridas por los contra-reformistas, con esos miles de millones hubiera sido posible realizar el metro que, para Roma, es el servicio, indudablemente, más necesario”.
Para Campos Venuti, en efecto, apoyar la expropiación significaría aceptar sus efectos paralizadores, ya que para proceder a la misma habría que contar con unos presupuestos difíciles de gestionar, en la situación económica actual, por parte de los municipios. La alternativa es recurrir a otros procedimientos que impliquen hacer pesar sobre las espaldas de los propietarios-promotores-financiadores la obtención del suelo necesario para garantizar la localización y materialización de lo público en la ciudad, de las infraestructuras y servicios. Los ideólogos contra-reformistas, como argumenta Campos Venuti, han olvidado, quizá, que no es tanto la disponibilidad de áreas edificables, sino, sobre todo, la demanda solvente de viviendas, u oficinas, lo que debe regular la producción edificatoria. Lo que implica que la primera garantía que hoy un Plan debe proporcionar, por tanto, está representada por la cualidad de las intervenciones a realizar: Es decir, el verde, servicios y accesibilidad.
La cuestión que se plantea, por tanto, es la opción del “plan cerrado”, en el que se establecen las expropiaciones a realizar para proceder a la materialización espacial de los servicios e infraestructuras púbicas, supeditando dichas acciones a la disponibilidad de fondos económicos, asegurando, eso sí, una estrategia de futuro, o proceder a racionalizar una demanda de suelo, derivada de necesidades reales de viviendas, oficinas…etc., suelo al que se le aplicarían las cesiones obligatorias correspondientes. La tesis que mantiene Campos Venuti, es que este “plan cerrado” no hubiera producido una ciudad mejor reduciendo, por ejemplo, la producción edificatoria. Al contrario, de ello hubiese surgido una ciudad peor, con la misma cantidad de producción edificatoria, determinada por el mercado privado y por las modestas intervenciones públicas, pero sin los servicios indispensables, dada la imposibilidad de expropiar las áreas necesarias para su localización y materialización. Llegaríamos a la paradoja de contar con un “capital urbano”, gracias al Plan elaborado por una entidad pública, totalmente dominado por la “renta urbana”, mientras la componente productiva de las operaciones inmobiliarias resultará infructuosa.
El contenido de los artículos que se solicitan debería enfocarse hacia el desarrollos aquellos presupuestos que están en la base del modo de proceder al desarrollo planificado de la ciudad actual, presupuestos que están apostando, en general, por una gestión privada, reduciendo cesiones obligatorias, incluso, eludiéndolas. Cómo se está procediendo, en suma, a la construcción de ambientes urbanos privados, con lo que se eluden responsabilidades por parte de quienes se benefician de los Planes y Programas Urbanísticos puestos en marcha por las administraciones públicas. Presupuestos que no dudan en fortalecer el modelo de la “renta del suelo”, concibiendo el desarrollo urbano como un proceso que sólo reconoce el beneficio privado que se deriva de una acción urbanizadora, ya se trate de nuevas producciones de suelo residencial o de aquellas actuaciones que se emprenden con objetivos “regeneradores”, “rehabilitadores”, o simples, aunque rotundas, “renovaciones urbanas”. Y todo esto, con la mirada puesta en un tipo de ciudad cada vez más enfocada como una entidad privada, ausente de espacios público-colectivos y de servicios cuya utilización se realice en régimen de libertad. ¡Pagar por lo público!: He ahí la gran contradicción que hoy nos asiste como ciudadanos.
Esta nueva actitud, como se puede imaginar, constituye la expresión urbana de la nueva formación social en construcción que nos asiste, formación social caracterizada por su apuesta por un nuevo orden basado en una violenta desposesión de los derechos públicos. Piénsese, en este sentido, las repercusiones que un “modelo social” semejante despliega a la hora de proceder a un proyecto de ciudad.
Estos presupuestos, el discurso que los anima, pueden proceder de posiciones administrativas, de los políticos, de los enseñantes, de los profesionales del urbanismo, de los legisladores, de los propietarios, de los filósofos, de los financieros, economistas… etc., asumiendo, todos ellos, un discurso ideológico que construyen desde su posición como colectivos sociales, como clases hegemónicas, como grupos de poder, discurso cuyo objetivo es que sea asumido por la gran mayoría, única manera de reproducir la formación social en construcción. De toda esta diversidad de opiniones, en efecto, se decanta, al final, una forma de pensar la ciudad que irradia, en estos momentos, una actitud oportunista que la presenta como algo que tiene que dejar de ser un bien colectivo, un organismo ajeno a la generación de beneficios sociales, para embarcarse en el más depurado camino que está desembocando en su privatización.
Los artículos pueden contemplar análisis críticos que hagan referencia a posiciones teóricas al respecto; a Planes y Proyectos en los que se contemplen alternativas que realicen los objetivos de esta Urbanística Contra-reformista; a cómo se está mostrando el modelo urbano de la “renta del suelo”; a las razones que asisten a un modelo semejante; a las consecuencias que pueden derivarse de esta ciudad-privada en construcción; en fin, a cualquier tipo de ensayo en el que se expresen en libertad cualquiera otra cuestión que nos ayude a comprender los caminos por los que está discurriendo la ciudad que margina y excluye, la ciudad que reniega de lo público, la contra-ciudad como nuevo marco donde desarrollar nuestras vidas.
Call for papers (ENG) (Deadline 10 sept. 2014)
THE COUNTER-REFORMIST URBANISM
Administrators, promoters, financier, land owners, politicians, ideologists, professionals and snipers, against the city
The urban values are being reconsidered, with an argumental line that claims other looks to the city along with other projects and other forms. The proximity seems to join the different registers that, from several disciplines, are restating the urban argument. The Journal “ciudades” wants to go deep into this debate and collaborate to strengthen urban proposals that the 21st century requires. It invites all those who, from different disciplines, can help strengthen the academic analysis and debate regarding the proximity as a new urban value.
The beginning of the XXI century is seeing the rising of new concepts and restatement of many others inside the urban science. One and the others somehow seem to pile up without any order or concert in the narration of the XXI Century City. These are ideas that allow visualizing other urban forms, other city typologies or to materialize people’s right to the city.
Concepts such as sustainability, density, compactness, closeness, resilience, public space, along with habitability, knowledge economy based or the social cohesion, all point to a new urban paradigm that finally breaks up with Modernity, the hackneyed paradigm of the XXth century that is today largely overcome.
One of the new directions that are being outlined point to the recuperation -in some cases- or discovery -in others- of the proximity as an urban value. Proximity is a characteristic that was already sustained by the urbanism previous to the Modern movement, not only for the little towns but also for the great cities. Virginia Woolf, in “Miss Dalloway” describes it in a sheer way in the big city that London was back in the middle of the XIXth Century. Today there are signals of it in different cities of the world: New York vindicates the pedestrian, the New Urbanism focus in the human scale of the city. Also the sustainability sector claims for more sustainable urban transports with walking and biking among them, and even the knowledge economy outlines the impact that urban forms can have in productivity of high skilled workers, enhancing their relations and promoting casual meetings.
Peripheral neighborhoods reinvent themselves nearing services and facilities. Even in the analysis of the metropolitan regions there has been an emphasis on the complementarities of urban metropolitan scales: a scale of sprawl and distance, and another one, less studied but very present, of closeness and proximity. There has been a joining between the neighborhood and the great city, as the perimeter expansion of the functional city causes, paradoxically, a return to the proximity for some of the daily activities. This paradox becomes extremely relevant when measuring travelling times. Social cohesion can be added to all this, as the compact city model, defined by its proximity, dissuades labor conflicts, and attenuates social segregation in the city.
These different approaches not only mean new ideas but also recover existing forms and experiences such as the Jane Jacobs urban-planning classic book: “Life and death of great American cities” (1961). Ultimately, it is about going back to the future to reimagining the past, inside a spiral of new urban thoughts.
The “ciudades” Journal sets up an invitation to consider about it all from the academic perspective and offers a publication space for all the works that are being done inside a theme as wide and interdisciplinary as the proximity in the city, a new urban value.