XXX aniversario del IUU (1991-2021) – Alfonso Álvarez Mora

 

La idea fundacional del Instituto

Durante el último tercio de la década de los 80 comenzaron a producirse unos cambios importantes en la Universidad española, según estaba previsto en la recién aprobada LRU. Entre otros, su nueva estructura departamental, así como la presencia, en su calidad de centros docentes y de investigación, de los llamados “institutos universitarios”.

Antes de que esos institutos fuesen una realidad, desde nuestro recién creado Departamento de Análisis e Instrumentos de Intervención Arquitectónica y Urbana, que aglutinaba, tal y como sigue sucediendo en la actualidad, las áreas de conocimiento de Urbanismo y Expresión Gráfica, comenzamos a pensar que un departamento tenía que ir más de sus estrictas funciones docentes e investigadoras (sobre todo de las Docentes), teniendo necesidad de hacer frente, a su vez, a aquellas otras que posibilitasen la incorporación de sus profesores al mundo profesional, única manera de salvar las dificultades que a un profesor con “dedicación exclusiva” le impedían ejercer funciones en consonancia con lo que había estudiado. Esto lo habíamos estado planteando mucho tiempo antes de pensar en la creación de un instituto universitario, comenzando por dotar al departamento, como si de un ensayo se tratase, de unas maneras de hacer que preludiaban estructuras organizativas propias de los institutos universitarios. Al menos, esto era lo que por entonces merodeaba por nuestras cabezas.

Fue así como comenzamos a compaginar nuestra actividad docente con la elaboración de trabajos concretos que reunían, en un intento por hacerlos indivisibles, investigación y tareas profesionales. Se trataba, eso sí, de trabajos que respondían, de entrada, a encargos provenientes, sobre todo, de la Administración, los cuales habría que interpretarlos más como “estudios” que como trabajos profesionales estrictamente hablando.

Valgan como ejemplos los siguientes. Del año 1987 data el trabajo que se nos encargó sobre “Necesidades de Viviendas en Castilla y León”; de 1988, “La Adecuación Arquitectónica y Urbanística de la Plaza de la Inmaculada de Palencia. Análisis morfo-tipológico de un espacio urbano público”; de 1988, “Los Centros Históricos en Castilla y León”, por parte de la Junta de Castila y León; de 1992, un estudio sobre “Ajuste entre nuevas agrupaciones residenciales y el espacio urbano preexistente. Sus condiciones en Castilla y León”; de 1992, un “Estudio de posibles alternativas para proceder a recuperar el Canal de Castilla”; de 1992, “Necesidades de viviendas y Ordenación del nuevo espacio residencial. Estudio-propuesta para cinco ciudades medias españolas. DGICYT”.

También nos responsabilizamos de trabajos profesionales de más alto nivel, como fue el caso de los Planes Especiales de los Centros Históricos de Valladolid, primero, a partir de 1985, y el Segovia, después, hacia 1989. Algunos de estos trabajos se solaparon con las primeras actividades de las que el Instituto comenzó a hacerse cargo en sus iniciales andaduras.

Fueron estas actividades en las que estábamos inmersos las que nos hicieron pensar que necesitábamos una “estructura” que nos proporcionase una independencia de acción que no era posible en el marco de un Departamento. Y esta estructura era la que observábamos en las entrañas de un instituto universitario, tal y como se preveía en la LRU. Estábamos funcionando ya como tal, pero sin las ventajas que nos proporcionaría esa nueva situación. Actividades que se podrían recurrir, para esos primeros años, cuando aún no éramos, oficialmente, instituto, en la contratación total de alrededor, unos 90.000.000 de pesetas, distribuidos entre los trabajos del Plan Casco Histórico de Valladolid (1986), Estudio sobre necesidades de viviendas en Castilla y león (1987), Ordenación de la Plaza de la Inmaculada de Palencia (1987), Plan de Peñafiel (1987), Los Centros Históricos en Castillla y León (1988), Planes Especiales de Segovia (1990), Normas de Valladolid y Burgos (1991) y Estudio previo para la recuperación del Canal de Castilla (1992)

Fue así como nos decidimos a solicitar a la Universidad de Valladolid la creación del Instituto Universitario de Urbanística, creación que no tuvo, en sí, mayor dificultad porque se entendió, por parte del Rectorado, que solicitábamos algo que ya teníamos entre manos. Sólo faltaba proporcionarle la legalidad requerida.

El Instituto lo solicitan, aparte de mi persona, profesores de diferentes departamentos, áreas de conocimiento y universidades, de entre los que hay que destacar a Carlos Montes Serrano, Manuel Torres i Capell, Mª. Isabel Álvaro Zamora, Juan Luis de las Rivas Sanz, Manuel Saravia Madrigal, Antonio Reguera Rodríguez, Basilio Calderón Calderón, Fernando Roch Peña y Fernando Gaja Diaz.

Al final, logramos nuestro objetivo, que no era otro que contar con esa independencia institucional que nos permitiera andar por el mundo, sirviendo al universo de las ideas, del pensamiento, y sin solicitar a nadie el permiso necesario para ello. Nos pusimos en marcha apoyándonos, fundamentalmente en tres “patas”: la investigación, la docencia y la apertura al mundo profesional (cubierto, todo ello, a manera de una capa protectora, guía de nuestros pasos, de ese “internacionalismo”). Estos elementos se convirtieron, por mucho tiempo, en nuestras señas de identidad más visibles. Y es que, cuando aún no éramos instituto, allá por los últimos años de la década de los 80, esa idea de salir al mundo comenzó a tomar carta de naturaleza con la puesta en marcha de los primeros intercambios Erasmus. Fuimos el primer departamento de la Escuela de Arquitectura (probablemente, de la Universidad) que se embarcó en estas tareas. Premisas de una vocación que, con la creación del Instituto, se convertirían en uno de nuestros objetivos más insistentes. La historia juzgará estos hechos.

Al final, un 7 de enero de 1991, recibo una comunicación del, por entonces, Vicerrector de Investigación, José Carlos Pastor Jimeno, en el que me dice que La Junta de Gobierno de la Universidad de Valladolid, en su reunión del 20 de diciembre de 1990, acordó la aprobación del Instituto de Urbanística de la Universidad de Valladolid. El 22 de julio de 1991, en la primera reunión de su Consejo de Dirección se me nombra director del Instituto, y unos meses más tarde, recibo una nueva comunicación, esta vez del Consejo Social de la Universidad de Valladolid, en la que se dice que, en su sesión celebrada el 24 de abril de 1991, propone al Ministerio de Educación y Ciencia la creación del Instituto Universitario de Urbanística. En el BOCyL número 186, de 29 de setiembre de 1997, aparece un Decreto 181/1997, en el que se crea, finalmente y de manera oficial, el Instituto Universitario de Urbanística.

Alfonso Álvarez Mora.

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2 comentarios
  1. José-Carlos Salcedo Dice:

    Enhorabuena al Instituto y a Alfonso Álvarez Mora.
    Hay arquitectos que se jubilan con 30 años de ejercicio docente, pero sólo tú con 30 años de experiencia investigadora con resultados constatables en un INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN.
    Gracias a los pioneros, los demás podemos seguir adelante.
    Eres un referente para los arquitectos que investigamos.
    José-Carlos

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  2. Francisco Valverde D. de L. Dice:

    Muchas felicidades a estos pioneros y sus seguidores. Me encanta, de su fotografía, en primer plano, los vinos. ¡Salud y larga vida al IUU!

    Responder

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